El balance de los seis
meses que ha tenido Peñalosa al frente de la administración de Bogotá,
es nefasto. Bajo la bandera de la seguridad, la falacia de ser un gerente y una
proyección pseudo estética, el fascismo se apropió del patrimonio de todos los
Bogotanos. A escasos meses, se ha notado el giro de rumbo de nuestra ciudad,
pasando de una Bogotá Humana, a una Bogotá para pocos.
La
seguridad. Al contrario de lo que se dice en los grandes medios de
comunicación, ha empeorado; el hurto de celulares y vehículos, el fleteo, las
riñas, los homicidios, han aumentado en relación con lo que se presentaba en
gobiernos anteriores. La retoma del Bronx apenas significó la reorganización
del negocio del micro-tráfico y la expansión de las “ollas” por todos los barrios
de la capital. Por fin hablamos de un Bronx para todos, pues ahora en cada
esquina aparecen los jíbaros imponiendo su ley.
El caos del transporte. Continua desbordado bajo
el fracasado modelo de transmilenio; un sistema cada vez más costoso, insostenible
en términos ambientales, inseguro, lento, cochino y siempre en sobrecupo. Para
la muestra de la crisis, baste señalar el índice de accidentes del SITP, y la
pugna desatada entre Uber y el monopolio amarillo de don Uldarico.
Protección Ambiental. Así mismo, lo que antes
se había definido como zonas de protección ambiental, hoy son presas de los
grandes urbanizadores; quienes pretenden la construcción de viviendas en
humedales, cerros, y riveras de los caños. Al tiempo con ello buscan antes que
garantizar acceso a la vivienda, la ampliación del endeudamiento y el
otorgamiento de créditos. En términos concretos, es un negocio redondo en el
que ganan los bancos, ganan los constructores, y pierden las personas y el
medio ambiente.
Privatización. Como si esto fuera poco,
la sólida empresa de telecomunicaciones de Bogotá, ETB, pasó a ser presa de la
privatización, en un robo orquestado por el mismo concejo capitalino, en donde
el detrimento patrimonial es flagrante; pues una empresa rentable a la que se
le ha invertido una buena cantidad de recursos y que es patrimonio del pueblo
Bogotano, fue regalada en una única subasta al único proponente. Es decir, en
las narices de todos se configuraron varios tipos penales, tales como
prevaricato, enriquecimiento ilícito, peculado, etc. A dicho panorama, aparte
del remesón laboral en clara persecución a los trabajadores de la ETB, se suma
la supresión de más de 3.000 empleados de la administración.
Para los Vendedores Informales. El escenario no es mejor,
en tanto su oficio nuevamente se convirtió en delito. Vender frutas, dulces,
ropa, y utensilios, pasó a hacer parte de las conductas reprochadas, en las
cuales la Policía puede decomisarte las mercancías a punta de bolillo. Se
continúa entonces criminalizando la pobreza, al tiempo que se configura el más
amplio negocio para el sector privado en el cual Peñalosa no es alcalde, sino
inver-sionista.
En el caso de la Educación. la Universidad Distrital
paga con creces ser cuna de la rebeldía juvenil. El paro estudiantil se
extendió por más de dos meses, ante los recortes de presupuesto, calidad, y
falta de democracia. Al tiempo, Peñalosa amenaza con robarse un pedazo de la
Universidad Nacional, para construir y llenar de cemento ese espacio que hoy
sirve de laboratorios y prácticas para carreras como veterinaria, agronomía,
zootecnia. Es decir, el tecno-yupi muestra además su odio por el campo y los
campesinos, y en general en contra de todos aquellos que no se enmarquen en su
modelo de ciudad para “gente de bien”.
Cultura. Por último, el avance
cultural que se había logrado, se ha perdido con el regreso de las corridas de
toros, en las que la oligarquía calma su sed de sangre, y personajes como
Alejandro Ordoñez se excitan don el dolor y sufrimiento ajenos. Triste momento
entonces para una ciudad que debiera jalonar el cumplimiento de los acuerdos de
paz, pero que traza como proyecto de sociedad, un modelo excluyente, de Bogotá
para pocos.
Corresponde al pueblo despertar y
movilizarse para defender las escasas conquistas que habíamos logrado. Con el
optimismo y la moral en alto, siempre, Venceremos!
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