“La mediocridad del metro de su propuesta no ofrece dudas.” Carta sobre el metro al alcalde Peñalosa
“La mediocridad del metro de su propuesta no
ofrece dudas.”
Con
esta le hago respetuosos comentarios técnicos sobre el transporte público en
Bogotá, porque las cosas están muy mal pero van camino de empeorarse.
El día de su posesión, Doctor Peñalosa,
usted señaló que Bogotá tendrá “el mejor transporte público del mundo en
desarrollo”, teoría que no puedo compartir. Porque “del mundo en desarrollo”
significa que no será como el de los países desarrollados, es decir, del mayor
nivel técnico y confort, sino uno de inferior calidad, de tercera o peor
categoría. ¿Su único argumento? Que así será más barato y que, al invertir la
capital menos en el metro, podrá construir otras líneas de Transmilenio. Pero
ese argumento no resiste análisis, en razón de que hay cosas que han de hacerse
bien desde el principio, así cuesten más. ¿Sería aceptable que, por ahorrarse
una plata, la torre de control de El Dorado aumentara los riesgos de los
aviones? ¿Las estructuras de los edificios bogotanos deben ofrecer menos
garantías que los de Nueva York? ¿Se equivocan los pobres que autoconstruyen
sus viviendas por etapas cuando, desde el principio, les hacen cimientos para
varios pisos?
La mediocridad del metro de su propuesta no
ofrece dudas. Usted ha dicho que será aéreo, pero ello le provocaría un
irreparable daño ambiental a la ciudad, dado que la Caracas y demás vías no
poseen las dimensiones mínimas necesarias. Tampoco acierta en que en la Caracas
tendrá “estaciones cada tres kilómetros, y no cada uno, como suele hacerse”. Y
peor resulta que defienda las estaciones escasas aduciendo que son para que “la
persona se baje al primer piso, y siga en Transmilenio”. Sería a mi juicio el
peor metro del mundo, concebido como un alimentador de un sistema de buses.
También dijo que “Transmilenio hace lo mismo
que un metro”. Pero ello no es así. Como los metros le crean otro piso a la
ciudad, no les quitan las vías a los otros medios de transporte ni congestionan
las intersecciones, los pasajeros disfrutan de estaciones más cómodas y se
suben y bajan del vagón más rápido que de los buses, los trenes pueden
desplazarse con mayor velocidad y, sobre todo, nada puede igualar ni superar su
capacidad de carga en los corredores de mayor congestión. El doloroso
hacinamiento del Transmilenio de la Caracas demuestra que haber cambiado en esa
vía el metro por el Transmilenio fue la peor decisión técnica de la historia de
Bogotá. Y su ocurrencia de convertirlo en esa ruta en un Transmilenio
“Lamborgini o Ferrari” (¿!), que puede generar un desastre ambiental, también
muestra la encartada en la que quedó Bogotá.
Pero lo peor de su propuesta es que usted
reconoce que “no hay ningún estudio que la sustente”, como tampoco lo tiene
para tirar a la basura los diseños que su administración heredó de las
anteriores alcaldías, los cuales costaron años de esfuerzos de los mejores
especialistas nacionales y extranjeros. ¿Un asunto de tanta complejidad
técnica, que tanto afectará a Bogotá por décadas y hasta siglos, decidido sin
estudios, sin la precisión de las cifras ni los análisis en detalle? No. Así no
debe ser. Con franqueza me toca decirle que no es responsable. Mala idea
decidir otra vez con “un 90 por ciento de inspiración y un 10 por ciento de
técnica”, como dice un alto colaborador suyo que decidió sobre la creación del
sistema Transmilenio.
El transporte público es demasiado
importante para tratarlo a punta de ocurrencias o con estrechez de miras.
Porque su mal diseño martiriza a millones de personas y además imposibilita la
correcta organización del conjunto urbano. No cabe la idea de una buena ciudad
con un mal sistema público de transporte. Y se sabe que no pueden resolverse
los complejos problemas de la movilidad sobre la base de vehículos
particulares. ¿Pero alguien va a dejar su carro o su moto para desplazarse en
un metro incómodo y además costoso, porque usted también ha dicho que lo
operará Transmilenio, es decir, que será privatizado, con ganancias que salen
de lesionar la comodidad de los ciudadanos?
Frente a los costos del metro de Bogotá -que
debe ser el de primera categoría que respaldan los estudios y diseños que ya
existen–, cordialmente, lo invito a apoyarlo y a unirse con los bogotanos, sin
distingos, en la exigencia al gobierno del presidente Juan Manuel Santos para
que aporte los recursos que requiera su construcción, sin maltratar las
finanzas de la ciudad. Los enormes aportes de los bogotanos al total de los
impuestos nacionales les dan el derecho a disfrutar de un metro de país
desarrollado, así como a beneficiarse de otros modos de transporte de primer
nivel.
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