El predial de Peñalosa: la gran estafa a la clase media: Mateo Hoyos

La mayoría peñalosista en el Concejo de Bogotá, con las notables excepciones de concejales independientes y de oposición, se encuentra ad portas de aprobar una reforma a los impuestos de la ciudad. En particular, se busca reformar el impuesto predial, dolor de cabeza de muchos, con el único objetivo de aumentar, aunque parezca increíble, el recaudo tributario. Es decir, una reforma que busca raspar la olla, sacarle más y más dinero a las clases medias de la ciudad.
Se elimina el estrato bajo la argucia de que existe riqueza oculta en los estratos bajos. Sin embargo, se obvia la existencia de pobreza oculta en estratos medios y altos, fenómeno cada vez más frecuente por cuenta del fallido modelo neoliberal impuesto en el orden nacional desde hace más de dos décadas. El problema de fondo es que el avalúo sigue sin ser una medida adecuada de los ingresos familiares. Así pues, mientras los ingresos de los hogares en Bogotá cayeron de 2014 a 2015, de un promedio de 999 mil pesos a 989 mil pesos, con visos de seguir cayendo para el presente año, el avalúo catastral creció en un 15%. Reforma regresiva.
Tal problema no solo no lo resuelve la reforma de Peñalosa, al contrario, lo agrava con aumentos en la tarifa del impuesto. Por ejemplo, a una casa en estrato 3 de 200 millones de pesos, tan solo por el cambio en la tarifa, el impuesto se le incrementará en un 16%.
Al estrato 4 tampoco le va bien. A un vecino de Normandía o de Teusaquillo con una casa avaluada en 600 millones, que pertenece a aquellos que han acuñado la acertada consigna de “vender la casa para pagar el predial”, por el aumento en tarifa tendrá que pagar un 16.7% más de impuesto.
Y a estos exorbitantes aumentos, que se prevén de más del doble de la inflación esperada y más de ocho veces mayores al crecimiento económico proyectado, habría que sumarle el aumento del impuesto derivado de la actualización catastral (especulación inmobiliaria), que aún no termina. En tal contexto, los topes propuestos de 15% y 20% en crecimiento interanual al impuesto serán más bien topes mínimos de crecimiento, una burla a los bogotanos. Reforma alcabalera.
Como trampa adicional, también propuesta de forma demagógica, la reforma trae un cambio a los ajustes en los rangos de avalúos que determinan la tarifa del impuesto a pagar. Lo que ha venido ocurriendo es que los rangos de avalúos se han crecido por debajo de la evolución del mercado inmobiliario, con lo que, año tras año, una cantidad importante de predios saltan a rangos superiores, subiéndoles así la tarifa de forma paulatina. La reforma no resuelve ese problema.
Se propone adoptar el Índice de Precios de la Vivienda Nueva (IPVN) para actualizar los rangos. Resulta que tal Índice, publicado por el DANE, ha estado históricamente por debajo de la evolución promedio de los avalúos catastrales de la ciudad. Así pues, mientras el IPVN ha crecido en 11.3%, 10.6%, 9.5% y 6.8% para 2012, 2013, 2014 y 2015 respectivamente, los avalúos lo han hecho a tasas superiores de 17%, 19%, 16% y 15%. Así las cosas, la reforma hace norma el salto de predios a nuevos rangos de tarifas superiores, ahora con más rangos y sin estratos, estableciendo otro mecanismo de exacción a los bogotanos. Reforma tramposa.
A los aumentos en tarifas se suma la eliminación del ajuste por equidad, con lo que, en síntesis, a cerca de 900 mil predios residenciales en la ciudad, casi el 60% del total, por la reforma se les incrementará el impuesto predial a pagar.
Con la reforma, el año venidero habrá más protestas de ciudadanos indignados, a los que les tocará destinar cada vez más recursos para el predial y menos para alimentación, vestimenta y entretenimiento, entre otros; una reforma que empobrece a los bogotanos. Presentada como solución a la creciente problemática del regresivo impuesto predial, la reforma de Peñalosa no es más que demagogia pura, una verdadera estafa a la clase media.

Mateo Hoyos

El predial de Peñalosa: la gran estafa a la clase media

Por Contracorriente
La mayoría peñalosista en el Concejo de Bogotá, con las notables excepciones de concejales independientes y de oposición, se encuentra ad portas de aprobar una reforma a los impuestos de la ciudad.

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