La mujer que desnudó a Peñalosa por: Héctor Pineda S.

adeae812-feb8-43e1-9755-d4718e743b2cPor: Héctor Pineda S. Años después, mientras humedecía un pedazo de pan de hojaldre deshojado en el hervor del café con leche, en una cafetería cercana al parque del Jardín de la infancia, recordaría el día en que, con sus apenas cinco años cumplidos, la tía paterna la llevó a la tumba de Carlos Pizarro, el líder del M-19 asesinado en un avión comercial en pleno vuelo, para dejarle unas flores de Pompones amarillos. Se quedó mirando el bajo relieve de la espada del Libertador Simón Bolívar tallada en el mármol de la tumba mientras que, en su infantil imaginación, intentaba calmar el llanto de la Barbie de regalo de Navidad.
Juana Afanador, una joven cachaca nacida en el tradicional barrio de Teusaquillo, descendiente de la mezcla de abuelos paisas y padres bogotanos, su frágil figura evoca la imagen de un personaje de cine infantil. De cabello corto y negro resalta el perfil finamente delineado que hacen creer que se está delante un personaje de escena cinematográfica. Acompaña las palabras, sin acento interiorano, espernancando los ojos de iris color marrones claros, como queriendo adjetivar el mundo que describe en sus recuerdos de las anécdotas de la clase de historia, dictadas por Pierre, “el profesor más buen mozo del Liceo Francés”, donde adelantó estudios de primaria y Bachillerato. Joven, de baja estatura, ríe con desparpajo y acompaña sus palabras con el movimiento de sus manos de dedos expresivos. Hace apenas unos meses atrás, animada por el debate de los candidatos a la Alcaldía Mayor de Bogotá, entre cuartilla de la escritura de su tesis de Doctorado, sacaba tiempo para escudriñar en las hojas de vida de los candidatos en contienda. “Quería saber sobre los perfiles y, esencialmente, me llamó la atención el hecho que Peñalosa, a quien creía un gringo, fuera Doctor en la misma universidad donde acababa de cursar mi Doctorado en Sociología”, comenta Juana hilando sobre la historia que la ha llevado al foco mediático por haber descubierto la falsedad del doctorado que exhibía el Alcalde Peñalosa.
Afanador habla con afán. La conocí en una reunión en la cual habló del tema del falso doctorado de Peñalosa. Debo confesar que no le creí. Me pareció, entonces, imposible que un personaje público que esculpía su imagen con el cincelado de “experto en asuntos urbanísticos”, durante más de treinta años, fuera capaz de semejante falsedad. Ese día, dijo Juana que tenía varios correos electrónicos en los cuales las autoridades de la Universidad certificaban que Peñalosa no había cursado el Doctorado en Paris II. Juana Afanador escribió sobre el tema. La nota, escrita en compañía del investigador Carlos Carrillo, fue demoledora. Peñalosa se defendió diciendo que, seguramente, era error del periodista que había escrito una inconsulta biografía. Referencias en solapas de libros y folletos de conferencias, finalmente, terminaron por demostrar la mentira académica del Alcalde.
Juana Afanador, es lo contrario de la heroína de tropel místico del galicado país. Admira al personaje fantasmal de Gasper y dice recordar el final desesperanzador del cuento de Oscar Wilde en “El ruiseñor y la Rosa”. Como experta investigadora forense, escarbó en archivos universitarios. Finalmente, además del falso Doctorado, Afanador acaba de revelar, en escrito del columnista Yohir Akerman (El Espectador), que Peñalosa, al contrario de lo que dice en su hoja de vida, no cursó la Maestría.
Dice Juana que “sueña que su investigación contribuya para que surja una nueva generación de políticos con valores éticos y verdaderos saberes académicos”. Así pues, Afanador desnudó a Peñalosa quitándole los “cartones” con los que acostumbra envolver la enormidad de su arrogancia. “¡Vendrán más sorpresas!”, advierte Juanapeña16

Comentarios